En esta colección el diseñador jugó con las maneras únicas de usar la ropa y creó un vestuario versátil, y que se adapta a las necesidades femeninas. Las camisas se convirtieron en faldas y las faldas en camisas. Leah Fraser fue el gran referente para los colores y las grafías, los cuales cobraron la forma de un paraíso fantasioso. Aquí se vio una verdadera expresión de libertad y arte.