Zuhair Murad imaginó su colección de resort como la primera parada de un Grand Tour, a la manera de los jóvenes europeos ricos que parten para descubrir el continente.
Tomando las señales de estilo de “El gambito de dama”, la serie de Netflix con temática ajedrecista protagonizada por Anya Taylor-Joy, ofreció una colección que se centró en tonos brillantes y movimiento desenfrenado, baring piernas para minivestidos, agregando una sensación de swing con faldas circulares u ofreciendo vestidos en gasa de película. Los motivos florales estilizados que asintían a la era de Mary Quant se figuraban en los dobladillos festoneados de chaquetas y túnicas, o se usaban como anglaise de broderie en tafetán ligero y vinilo.
Para aquellos que están en el mercado por el aspecto más embellecido por el que Murad es conocido, había largos números de gasa con inserciones gráficas de encaje y vinilo plisado; vestidos de cambio de manga corta con escotes, mangas y bolsillos enjoyados; vestidos de turno de lentejuelas con dispersiones de pedrería a través del busto, e incluso un vestido de showtopper de oro decadente que podría eclipsar palacios dorados y bolas de discoteca por igual.
Al dejar de lado los estampados en favor de una paleta compacta de rosa fucsia, crema y negro, con un ocasional amarillo pálido y lila, la colección de Murad telegrafió una sensación de ligereza juvenil acorde con su inspiración y las aspiraciones del momento.