Fracomina envió un conjunto diverso de mujeres a la pasarela, todas encarnando un estilo dinámico que se adapta a cada hora del día, un estilo que juega con los contrastes e invita a la experimentación de la moda fresca. El tema general fue uno de versatilidad, un tema que encapsuló perfectamente los códigos de Fracomina y su visión de un mundo de la moda vibrante y en constante evolución, rico en color e inspiración.
En el corazón de la colección había una reinterpretación de uno de los elementos básicos más preciados de la marca: el conjunto de chaqueta y pantalones, adecuado para el uso diario. Esta pieza sirvió como plataforma de lanzamiento para un viaje a través de un carrusel de diversas inspiraciones. La refinada estética francesa, caracterizada por detalles meticulosamente elaborados, estampados vichy y siluetas vanguardistas, dio paso con gracia a lo inesperado, como la chaqueta cargo de mezclilla inspirada en Chanel, todo mientras se intercalaba con vibraciones efervescentes que se atrevían a explorar el mundo del color, con el rosa reinando supremo.
La colección no se detuvo allí; Adoptó una sastrería suave que abrazó amorosamente la forma femenina con el uso de telas fluidas y brillantes. Se aventuró audazmente en un territorio inexplorado con longitudes poco convencionales que desafiaron las normas tradicionales, todo en nombre de la independencia, tanto en estilo como en opciones de vida, haciendo una declaración profunda.
Las telas naturales ocuparon un lugar destacado, reflejando la identidad de Fracomina. La colección exudaba un amor por los adornos que cobraba vida a través de detalles brillantes, tonos pastel y exquisitos acentos inspirados en la joyería. La colección también irradiaba vibraciones vibrantes que recuerdan a California, con su paleta de colores arenosos infundidos con toques de turquesa, naranja y diferentes tonos de rosa. Estos colores se yuxtapusieron expertamente con estampados, simbolizando una fuerte feminidad, una feminidad que no teme correr riesgos y reinventarse con cada nuevo día.
Uno de los elementos destacados fue el patrón de pitón, traído a la vida en un vestido largo y un blazer ágil. Este patrón representó un retorno ideal a la naturaleza, un tema que también se hizo eco en el vestido con estampado de cactus y el mono con temática de caballo. La colección presentaba flecos y paillettes, largos plisados y cortes atrevidos que revelaban tentadoramente la piel, creando una gama versátil e inclusiva que permitía a las mujeres expresarse en cualquier ocasión y en cualquier momento del día, al tiempo que amplificaba su personalidad y carácter con estilo.