Hilfiger se centró esta temporada en reinventar sus clásicos básicos de ropa deportiva estadounidense para un público neoyorquino moderno. Describió la ciudad como el epicentro de la “moda clásica estadounidense”, y su enfoque reflejaba este espíritu. Las piezas exclusivas como los chinos, los polos y los suéteres de punto trenzado se reinventaron con un corte cuadrado de gran tamaño, que exuda una confianza contemporánea pero relajada.
Las camisas de rugby y los polos se transformaron juguetonamente en elegantes vestidos preppy, mostrando la capacidad de Hilfiger para inyectar energía juvenil en siluetas atemporales. Las camisas abotonadas recibieron una actualización con cuellos rígidos de gran tamaño, agregando un toque de formalidad inesperada.
Una pieza destacada fue el look 8, una combinación de una camiseta roja de rugby, una chaqueta oversize camel y una falda plisada midi. Este conjunto capturó a la perfección la esencia de la colección: fusionando la elegancia de SoHo con la elegancia de Park Avenue, lo que dio como resultado una interpretación elegante, ponible e innegablemente adulta de los clásicos estadounidenses.