La colección Otoño-Invierno 2024-2025 de Jonathan Cohen palpita con el juego dinámico de luces y sombras, inspirándose en una fuente aparentemente inesperada: un concierto de Yeah Yeah Yeahs hace años. El vibrante espectáculo de luces se traduce en un juego matizado de negros y detalles luminosos, cada uno meticulosamente elaborado para evocar emociones y contar una historia.
Cohen maneja hábilmente el negro como su lienzo principal, pero está lejos de ser monótono. Los estampados sombríos caen en cascada en los vestidos fluidos, mientras que los intrincados bordados de tela explotan como confeti en las faldas. En un testimonio de prácticas sostenibles, las telas sobrantes encuentran nueva vida en estos adornos, cada pieza susurra su historia de origen única. La luz emerge a través de hilos dorados meticulosamente cosidos a mano que adornan una elegante chaqueta negra, que recuerda a las marcas de los carriles de tráfico que reflejan los faros de los automóviles, un sutil guiño a la anticipación antes de que llegue la música.
La colección combina a la perfección elementos estructurados con toques lúdicos. Una chaqueta negra entallada encuentra un contrapunto en una falda vaquera escalonada, cuyos detalles anudados añaden un toque de fantasía. Este motivo se repite en abrigos y vestidos de satén, infundiendo a la colección un estilo característico.
El compromiso de Cohen con el arte brilla a través de los detalles hechos a mano. Las mangas abullonadas de un vestido de algodón ganan volumen gracias a un ligero relleno, mientras que un vibrante traje de tweed, meticulosamente tejido durante tres meses, evoca la fascinante estática de una pantalla de televisión. Estos elementos muestran la dedicación y el amor vertidos en cada prenda, elevándolas más allá de la mera moda a obras de arte.
Más que estética, esta colección lleva un mensaje más profundo. En un mundo que lidia con la incertidumbre, Cohen busca cumplir su autoproclamado propósito: “traer algo de alegría al mundo”. Cada pieza se convierte en un testimonio del poder transformador de la creatividad, recordándonos que la moda puede ser una fuente de luz y belleza, incluso en medio de la oscuridad.