Alexander Wang no rehúye una declaración. Para celebrar el 20º aniversario de su marca, Wang organizó un desfile que era a partes iguales moda y subversión.
El lugar, su tienda en SoHo, se parecía a una “guarida deconstruida de iniquidad”, marcando el tono de una colección que era el centro de la ciudad, sexy y rebosante de actitud. Los modelos, incluida una intrépida que aplastaba un vaso en su mano, encarnaron una vibra de “cero folladas”, enfatizada aún más por la presencia de Kim Catrall y Dennis Rodman.
El cuero, una firma de Wang, ocupó el centro del escenario. Desde bombers con tachuelas hasta vestidos de cocodrilo asimétricos, el material exudaba un atractivo vanguardista. El denim pasó a un segundo plano, con una sola aparición de jeans clásicos de tiro bajo que ofrecían un guiño nostálgico a la estética callejera anterior de Wang.
La comodidad y la ropa de ocio, un pilar pospandémico, encontraron un lugar en la colección con chándales amplios y un corpiño de sudadera combinado con una falda elegante. El jersey elástico ofrecía una opción más elegante, apareciendo en leggings ajustados, faldas de tubo y un revelador vestido recortado. Los blazers de origami entallados añadieron un toque de sofisticación a la mezcla.
La colección se sentía cohesiva, con cada pieza lista para pasar sin problemas de la pasarela a una velada nocturna. La mezcla característica de Wang de lo cool del centro de la ciudad, el atractivo sexual y un toque de rebeldía sigue definiendo su marca, y esta oferta de otoño invierno no es una excepción.