Henrik Vibskov regresó a la Semana de la Moda de Copenhague con una colección Primavera/Verano 2026 que desafió las narrativas convencionales de la moda, optando en su lugar por una exploración profundamente conceptual y poética del tema de la protección. Inspirándose en su reciente proyecto con sede en Nueva York “The Bank Is Dead”, Vibskov presentó un espectáculo que difuminó las líneas entre la instalación de arte, el teatro y la moda, cada elemento contribuyendo a una compleja meditación sobre el valor, el cuidado y la vulnerabilidad.
La pasarela SS26 se desplegó como un paisaje de ensueño surrealista. Una serie de imponentes estructuras móviles amarillas, en parte incubadoras de huevos futuristas, en parte cuna, se deslizaron por el escenario, guiadas por figuras vestidas con atuendos rituales. Estos cuidadores representaron una coreografía lenta y meditativa alrededor de misteriosos huevos negros esparcidos por el set, simbolizando el potencial latente y la fragilidad de la vida. Los huevos sirvieron como una metáfora central a lo largo del espectáculo: a la vez delicados y poderosos, vulnerables pero llenos de promesas.
En lugar de adoptar motivos de dureza o defensa, la colección adoptó la suavidad como una forma radical de fuerza. La pasarela se convirtió en un escenario para lo que Vibskov enmarcó como un ritual de “protección”, un neologismo que mezclaba la imagen de la maternidad protectora con la delicada cáscara de un huevo. Esta idea reverberó en todas las siluetas y textiles de la colección.
Las prendas se concibieron como recipientes para su custodia: los abrigos alargados imitaban la forma de las fundas de los trajes; vestidos voluminosos hacían eco de los contornos de los estuches de contrabajo; y las “camisas de caja” sugerían comodidad y contención. Los objetos cotidianos del estudio, fundas protectoras para instrumentos y muebles, se convirtieron en la inspiración improbable pero efectiva para un guardarropa que prioriza el refugio y el cuidado.
Textiles served as a canvas for Vibskov’s expansive symbolic language. Jacquards featured fierce hens and fragile eggs in stylized contrast, while denim pieces bore soft, almost ghostly impressions of instrument cases. Other prints referenced the hidden world beneath our feet — root vegetables rendered in tangled, protective configurations, evoking soil as both nurturer and shield. Wrinkled cotton garments were screen-printed with amulets meant for spiritual safeguarding, adding a folkloric layer to the collection’s modern narrative.
Playful, more grounded touches also made their way into the collection, balancing the conceptual weight. References to territorial animal behaviors — like the instinctual markings of dogs — hinted at the primal roots of protection, reinforcing the idea that guarding something can be both instinctual and deeply emotional.
Titled In Everything Cracks Eventually – I’ll Be Gentle, the collection did not offer solutions, but rather invited reflection. It suggested that the act of protecting need not stem from fear or dominance, but from trust, attentiveness, and the willingness to nurture that which is not yet fully understood. In doing so, Vibskov subtly positioned his fashion not just as clothing, but as an act of caretaking — for people, ideas, and futures yet to arrive.
Henrik Vibskov’s SS26 collection reaffirmed his position as one of fashion’s most introspective and avant-garde voices. It was less a showcase of seasonal trends and more an immersive, almost meditative experience — an invitation to rethink strength, not as fortification, but as gentle persistence in the face of fragility.
