Si en la última colección hablábamos del posthumanismo y el transhumanismo, de cómo los humanos trascienden nuestros cuerpos a través de la tecnología, ahora afrontamos el paso siguiente, o el inverso: cuando la inteligencia artificial y las máquinas tengan necesidad de más humanidad. Amor, humor, empatía o pasión son sensaciones propias de los humanos y llegará un momento en que posiblemente las máquinas los echen de menos.
Colores: cálidos como marrones, ocres, coñac o verde oliva combinados con blanco, negro y gris más propios de la frialdad de la tecnología.
Tejidos: lana y mucho punto para potenciar la parte humana, en contraste con los técnicos como neoprenos, charolados y plastificados que representan la robótica.
En siluetas: volúmenes simétricos y arquitectónicos que se contrarrestan con volúmenes más suaves, confortables, redondeados y adaptados al cuerpo. En fornituras habrá una mezcla de detalles del pasado con detalles minimalistas del futuro.