La colección Otoño 2024 de Prabal Gurung trascendió los límites de la mera moda, convirtiéndose en una oda personal a la pérdida, el autodescubrimiento y, en última instancia, la esperanza duradera. Inspirado por un período de dolor en su Nepal natal, Gurung se embarcó en un viaje de introspección, revisando viejos diarios, bocetos y flores secas, restos de una época pasada. Este proceso introspectivo alimentó una colección impregnada de melancolía y calidez, reflejada en las telas táctiles, las siluetas esculturales y los vestidos etéreos que adornaron la pasarela.