Franck Sorbier Otoño Invierno 2025-26 Alta Costura

Franck Sorbier devolvió el boato y la narración poética a la vanguardia de la alta costura con su colección Otoño-Invierno 2025-2026. Celebrado en París, el espectáculo fue una oda teatral a la mitología inca y a la iconografía real, junto con la atención distintiva del modisto a la artesanía y el diálogo cultural. Como uno de los pocos miembros oficiales de la Chambre Syndicale de la Haute Couture desde 2005, Sorbier se posicionó una vez más en la intersección de la moda, el rendimi

Titulada y escenificada al ritmo de una procesión ceremonial, la colección se desplegó con grandeza. La imagen más impactante de la muestra, una modelo envuelta en oro y coronada como una deidad solar, bastón en mano, marcó la pauta de una exhibición llena de simbolismo. No era simplemente una colección, sino un fresco viviente que celebraba los ritos antiguos y el poder sagrado a través del lenguaje de la alta costura.

Las siluetas de Sorbier recordaban la majestuosa presencia de la realeza precolombina. Faldas anchas y amplias en telas pesadas y nobles se movían con gravedad intencional, ancladas por corpiños bien esculpidos que evocaban tanto insignias como armaduras. Las ricas texturas jugaron un papel central, desde cotas de malla doradas y adornos en forma de monedas hasta ponchos estructurados bordeados con brillantes flecos dorados, una sofisticada fusión de tradición andina y delicadeza parisina.

En otros lugares, los abrigos expansivos parecían respirar vida bordada, mientras los patrones figurativos y los motivos naturales se deslizaban por las superficies como crecimiento orgánico. Los detalles invitaban a una inspección minuciosa: volantes en cascada debajo de cuellos estructurados, chales ornamentados llenos de trabajo manual y textiles que brillaban con historias incrustadas. Cada prenda llevaba el toque inconfundible del trabajo artesanal, arraigado tanto en referencias históricas como en una profunda resonancia emocional.

La escenografía amplificó el dramatismo. Un telón de fondo táctil y ondulante de tela fundida evocaba un paisaje de otro mundo, en parte volcán, en parte terreno mítico, que servía como recordatorio de que la alta costura de Sorbier no se limita al cuerpo, sino que se extiende al espacio y la atmósfera. Su capacidad para crear mundos inmersivos eleva cada desfile a un tableau vivant totalmente sensorial.

Lo que distingue a Sorbier en el ámbito de la alta costura es su capacidad para fusionar la ambición narrativa con la precisión técnica. Basándose en mitologías globales y linajes culturales, su trabajo se resiste al ritmo acelerado de las tendencias de moda estacionales. En cambio, invita a su audiencia a hacer una pausa, a considerar y a transportarse. Su colección Otoño-Invierno 2025-2026 no fue un ejercicio retrospectivo, sino una reinterpretación reverente, una que reconocía el pasado al tiempo que lo tejía sin problemas con el presente.

A través de la lente del simbolismo inca y la maestría artesanal, Franck Sorbier entregó una colección de alta costura que abrazaba la grandeza sin renunciar a la profundidad. Fue una afirmación de que la alta costura sigue siendo, en su forma más poderosa, un espacio para la narración de historias, el espectáculo y la artesanía atemporal.

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